31 de octubre de 2007

De la tragedia de Narciso...

La mitología griega de Narciso es llevada a la pantalla con un gran elenco en una versión moderna llena de suspenso y acción. No se la puede perder.
Narciso, por Le Caravage (v. 1595)Narciso, por Le Caravage (v. 1595)
Tomado de la Wikipedia


Todo un éxito de la pantalla grande, con un final inesperado. La adaptación es un verdadero esfuerzo creativo y tecnológico del antiguo mito de Narciso, un hermoso efebo que por su belleza termina enamorado de sí mismo. Dedicado a contemplarse continuamente pretende poseer la imagen que se reflejaba en el estanque, cae en él y muere, dando origen a una hermosa flor: el narciso. La escena en la que desaparece tragado por las aguas mientras se oye el rumor que se desvanece del eco de sus autoalabanzas repetidas incansablemente por la Ninfa Eco, perdidamente enamorada del efebo, es algo jamás visto en el cine. Totalmente genial.

La trama que se desarrolla en un lejano e hipotético país narbananero (no tiene nada que ver con el nuestro) es un fiel reflejo social: políticos que cuentan con sus propios grupos armados, a quienes todos conocen como los "paramuchachos"; guerrillas (no pueden faltar en una película de estas), cuyo protagonismo reside en cometer crímenes que sirven para tapar los de los muchachos y cargar con la culpa de los miles de muertos por el hambre y otras causas sociales como el desempleo y el narcotráfico.


Ante el caos que se presenta un gran líder (BushBitch) convoca urgentemente una Asamblea General de la Organización No Útil (ONU) para discutir medidas que pongan fin a la tragedia del hipotético Narcombia, país rodillero de un continente inexistente. Pero como en la historia bíblica del Moisés salvado de las aguas, surge un Gran Hermano, pequeñito, chiquitico, que todo lo ve, con gran poder de pegada y tonante grito, capaz de humillar al más berraco. Lentamente, mejor, rápidamente impone su autoridad sobre los narcombianos que terminan adorándolo, quemándole incienso y elaborando loas, poemas, cuentos y mitos sobre su "inteligencia superior", que todo lo ve y anticipa, y grita con una vocecita de arriero mamado, perdón mimado.

En el setenta por ciento de las viviendas se estableció un culto religioso al santo varón, y popularon los afiches del Narciuribio, siempre rodeado de ninfos y ninfas que eternamente le hacen eco a lo que se dice en el hermoso palacio de Narciño, que al igual repiten día y noche emisoras y periódicos dedicados a ensalzarlo, en un trepidante coro de aúlicos dirigidos por los Dioses Arribismendi y Gusanín, inspirados en el enviado del Olimpo: Oseburrio Gavilla, único interprete autorizado del pensamiento superior del gran Narciso.

Mientras, nadie sospecha la gran tragedia que se cierne... Aquí, el director de cine italiano, Cárgalo Castañini, alcanza la gloria. Los efectos son impactantes, pues a medida que salen voces del Palacio de Narciño una inmensa nube negra se extiende por los campos y pequeños poblados tragándoselo todo (estos efectos sólo se pueden comparar con los de las siete plagas de Egipto) pues se ve como va devorando a su paso tierras y campesinos, y en unas escenas patéticas se combina con alto dramatismo el negro con el rojo de la sangre, al ritmo frenético de gritos y llantos de dolor, con el crescendo de motosierras y disparos como música de fondo.

En fin una película sólo apta para corazones endurecidos y cerebros embrutecidos capaces de gozar con este cine de gran actualidad y moderno tecnohomicidio. Todos deben verla para que conozcan el impactante final. Además, para que aprendan cómo se accede al "pensamiento superior."

... al palacio de Narciño.

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