8 de marzo de 2008

Hecha la ley, hecha la trampa....

Por COLABORADOR

Existe una pesada herencia leguleya en nuestro país, que además del daño, permite evaluar el conocimiento o la capacidad de un jefe de gobierno. En primer lugar, el porqué del daño. Por una situación muy sencilla: porque se ha considerado que como los abogados forman parte del andamiaje político y participan en la elaboración de las leyes, entonces se las saben todas. Pero muy lejos de la verdad. Es más, si en su propia profesión existen grandes diferencias en cuanto a capacidad profesional, con más veras existen con relación a otras profesiones o funciones.



Es un fenómeno que sucede casi siempre en el terreno de la administración pública. Por lo general todo alcalde o gobernador piensa que su asesor debe ser un abogado.
Y lo primero que hacen es nombrar un flamante litigante para que lo encauce en sus funciones administrativas, que en la mayoría de los casos son ignoradas por los leguleyos de turno. Y ahí viene el primer daño: tener a alguien no capacitado cumpliendo funciones que requieren a un verdadero profesional en la administración pública.

Y aquí surge la duda sobre la verdadera capacidad de un administrador público, pues de entrada se ve que no entiende cuáles son sus funciones ni como ejecutarlas. ¿Acaso un alcalde debe entrar a la defensiva, asesorándose de un abogado para que lo defienda de las metidas de patas, en vez de andar en sentido proactivo, con un asesor, experto en administración, que lo guíe en la ejecución exitosa de sus funciones de manera que no incurra en errores? Esto lo garantiza mucho mejor un administrador público, que para eso se ha preparado en una universidad del Estado, como la ESAP.

En Lebrija es una vieja tradición de los alcaldes rodearse de asesores jurídicos que se erigen en verdaderas trabas en la administración. Y la actual alcaldesa no escapa a tan negativa tradición. Ojalá, corrija, para bien de todos, pues en el aspecto de la administración del municipio ya se ha incurrido en serias falencias.

Ilustración: http://tbn0.google.com/images?q=tbn:CcHoPPBI-LboAM:http://image.quebarato.org/photos/big/D/6/506D6_1.jpg

4 de marzo de 2008

Apuntes de bitácora

Por Chismolina Fresquetty

Si el Doctor Uribe me diera el número del baloto....

Definitivamente, el hombre más suertudo del mundo es el Dr. Álvaro Uribe Vélez. Cómo será su suerte, que encontraron y dieron muerte a Raúl Reyes. Pero no paró ahí su racha de la fortuna. El “terrorista” se encontraba de pie —pese a tener una pierna destrozada por una bomba— y pum, le dieron, por suerte, dos tiros: uno en un ojo y otro en el pecho. ¡Ah, y el tiro no le destrozó la cara! Eso sí es ser de buenas. No hubo que rematarlo.

En segundo lugar, pese a las bombas y a los ametrallamientos, quedaron intactos tres o cuatro computadores de Raúl Reyes, todos con una información valiosísima.




...los computadores del terrorista...

En tercer lugar, todos los computadores estaban sin claves ni tenían los materiales cifrados. Así que el gobierno pudo en menos de 12 horas encontrar una información tan extraordinaria que pudieron comprobar: primero, que entre el gobierno del Ecuador y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (EP) existía una alianza; segundo, que la misma alianza y con entregas de más de 300 millones de dólares estaba configurada entre Chávez y las FARC (EP). Es tanta la suerte, que le cayeron los documentos como anillo al dedo para demandar a este tiranillo ante la Corte Penal Internacional. Se dice que a medida que se requiera, el computador de Reyes, que es una auténtica caja de Pandora, entregará más y más documentos de soporte y de males para los enemigos de la Inseguridad democrática.

En cuarto lugar, los guerrilleros del campamento, desconcertados por las bombas se dispararon entre sí y terminaron asesinándose por la espalda. Así las tropas colombianas no tuvieron injerencia en dichos homicidios.

Por último, al parecer el último computador tiene todos los documentos que comprometerán a los políticos colombianos de la oposición. Así que ya están pillados todos. Sólo falta que sea el momento oportuno para sacar a relucir la documentación. El que no crea esto es un traidor y aparecerán en las cajas mágicas los documentos apropiados.

Por eso adoro tanto al Füriber. ¡Que viva la Patria!.... ¿boba?

ilustraciones: http:www.computadoresparaeducar.gov.co/; El tiempo; www.blogdelgerente.com/wp-content/uploads/2007/12/bishop-chavez.jpg


¿Quien cae primero: el mentiroso o el cojo?

Por KOESTLER

Aún tibio el cadáver de Raúl Reyes, caía sobre sus homicidas un gran chapuzón de agua fría. A cuentas del gran escándalo internacional. Así, lo que hubiera sido un simple homicidio de guerra, sin mayor trascendencia y bajo un aplauso nacional, se trastornó en un santiamén en un gran “afaire” internacional. Un “bandido” —de acuerdo a la terminología oficial— terminó siendo el florero de un conflicto.

En la guerra el hecho de la muerte, en sí mismo, es casi intrascendente porque le es consustancial. Se mata o se muere. Y ello se acepta con todo su inapelable designio. Así que la muerte de Reyes —que por la apariencia del ingreso de los disparos más parece una ejecución que una caída en combate, al igual que la de los demás guerrilleros, aún aturdidos por la fuerza de las conflagraciones— no pasa de ser un acto de guerra. El problema está en las circunstancias. En el grave hecho de haber agredido un territorio internacional, el territorio de un país vecino al que se le decía hermano.

El gobierno está en el derecho de perseguir, capturar y dar de baja a los enemigos. Eso no se le niega. Como también lo tienen quienes se proponen derrocarlo. Es el ejercicio de la guerra. Pero el gobierno no puede violar la legislación internacional, bajo ninguna circunstancia. Ya lo había hecho con el secuestro del llamado dizque “Canciller de las FARC (EP)”. Y al parecer le quedó gustando. Lo grave es que lo que uno hace a otros, los autoriza a que se lo hagan igualmente. Actuar con patente de corzo genera suspicacias y levanta más enemigos de los deseables. Las consecuencias están a la vista.

Por otro lado, Colombia es un factor regional desestabilizador. Por varios motivos. Uno, el conflicto interno, así lo niegue el gobierno. Segundo, el narcotráfico, que no es de ahora, y que en su comienzo y desarrollo ha tenido prohijadores internacionales: en su inicio, los Estados Unidos de Norteamérica con sus famosos cuerpos de paz; el Estado colombiano, con sus políticas permisivas (recuérdese “el apoyo a la clase emergente”); la participación de miembros importantes de las fuerzas armadas en el narcotráfico y en su apoyo; el papel de importantes miembros del gobierno en tal sentido. Tercero, la violencia paramilitar, con apoyo estatal. Cuarto, los intereses norteamericanos en propiciar la guerra, como mecanismo reactivador de su economía, etc. Quinto, la generalización del narcotráfico: guerrilla, paras, narcotraficantes, miembros prominentes de las fuerzas del Estado, y, lo más grave, una sociedad permisiva y proactiva.

Ningún país vecino quiere que el incendio colombiano llegue a su suelo, y presionan porque se llegue a un acuerdo humanitario y a un proceso de paz. No todos piensan como el presidente Uribe. Y no todos están dispuestos a hundir la economía de sus países e hipotecar su futuro en una guerra, que hoy es dura y mañana será espantosa, de una violencia inenarrable. Pero al gobierno colombiano le obsesiona que todos marchen en su misma concepción, que es una copia de la del presidente Bush. Cuyas consecuencias serán similares: un terrorismo sin límites.

Para no alargarnos mucho en el tema, podemos decir que gracias a Álvaro Uribe Vélez —no por mértio de las FARC— se conseguirá lo contrario: en vez de aislar a las FARC (EP) se les construirá un albergue internacional cada vez más activo, y hasta de pronto conseguirán reconocimiento internacional de beligerancia. ¡Manes de nuestra inteligencia criolla!


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