20 de junio de 2008

Y.... ¿qué de la globalización?

Por Koestler

La globalización, tan proclamada por los necesitados ­­—es decir los dueños de los capitales transnacionales— y por sus lacayos en los países dependientes, y tan esperada por los que serán sus víctimas, tiene varios contenidos. De una parte, significa mercados para vender en cualquier lugar del mundo, a la vez que invertir donde sea más rentable su capital. Es decir, volver toda la tierra su mercado sin consideración de país alguno.

El discurso es muy atractivo: que genera desarrollo y abre mercado para los países atrasados y les brinda la oportunidad de progreso. El único problema es que los países poderosos establecen barreras especiales, es decir, se reservan el derecho de levantar cortapisas a los productos de los países que supuestamente van a ser más beneficiados. En otras palabras, la globalización es de dos direcciones: la boca del embudo ancho para ellos y la angosta para nosotros.

Segundo, ellos generan y extienden los problemas. Uno de los más acuciantes es la terrible desigualdad que se deriva, y que produce desempleo en los países “beneficiados”, de los cuales emigra una población importante buscando empleo. Se supone que el correlato sea claro: generalización de mercancías, de mercados de capitales, también implicaría una generalización del mercado para la fuerza laboral. Y de oportunidades.

Pero ahí es donde tuerce la puerca el rabo. Esa globalización no se contempla. En consecuencia, nuestros compatriotas latinoamericanos y de los demás países “globalizados” del mundo no tienen el derecho a participar en el mercado global de la fuerza laboral. Y como estorban o “apestan”, y somos de tercera categoría para tan nobles ciudadanos europeos pues nos expulsan y ponen infinidad de obstáculos.

No lo olvidemos: la globalización y sus “tratados de libre comercio” sólo tienen un fin, y es el de beneficiarlos a ellos a la vez que nos perjudican. Ya es hora de que nos vistamos de dignidad. Es la hora de rechazar con fuerza las discriminaciones odiosas a las inmigraciones que establecen en Europa, porque tienen como fin marginarnos de las oportunidades que se han creado merced a la expoliación durante más de 400 años a nuestros recursos y pueblos.

Es obvio que a nuestro gobierno no se le puede exigir una posición digna al respecto. Su genuflexión alienta el menosprecio al pueblo que babea en su apoyo. A la hora de la verdad eso lo merecemos por cretinocráticos, es decir, por bolombianos.


Imágenes
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18 de junio de 2008

El que tenga ojos... que vea

Nota: publicamos el siguiente texto del científico J F Isaza por considerarlo de excepcional importancia.


De medicamentos y política

Por: José Fernando Isaza
EN LOS ÚLTIMOS AÑOS LA POLÍTICA colombiana en relación con la industria farmacéutica multinacional ha sido privilegiar la rentabilidad de ésta con preferencia a las necesidades de salud del país.

Un estudio realizado por Fedesarrollo mostraba que aceptar las pretensiones de los propietarios de las patentes le costaría al sistema de seguridad social anualmente mucho más que lo que recibía el país por el Plan Colombia. En las negociaciones del Grupo Andino, y de la OMC, la posición de Colombia ha sorprendido aún a los países desarrollados, por la cerrada defensa del país de la industria multinacional farmacéutica. El Gobierno Nacional ha sido más generoso con este sector que los países anfitriones.

Es decepcionante constatar que las mejoras que obtuvo Colombia en lo referente a propiedad intelectual de medicamentos no fue fruto de sus negociadores, sino imposición del Partido Demócrata, que exigió que quedara en el texto la promoción del acceso a los medicamentos para proteger la salud pública.

Esta modificación quedó como anexo del TLC, pues el Congreso, muy diligentemente había aprobado el texto presentado por el Gobierno Nacional.

Duele comparar la posición de nuestro gobierno, con la de países como Brasil, India y Sudáfrica. Para éstos la prioridad es la salud de sus habitantes y el acceso a medicamentos a precios razonables; esta política define la orientación en las negociaciones de comercio internacional.

La industria farmacéutica requiere de precios adecuados para recuperar sus inversiones en desarrollo de nuevos productos. Sin embargo los gastos son mucho menores que los que reportan los relacionistas y lobbistas de la industria.

La cifra de US$1.000 millones de gasto en inversión y desarrollo (I & C) para ofrecer un nuevo medicamento, se ha convertido en un dogma de fe. La realidad es bien diferente, como lo muestra Marcia Argell, en su libro La verdad acerca de la industria farmacéutica. La cifra de US$1.000 millones es un “redondeo” de US$802 millones, que sale de un estudio financiado por la industria farmacéutica, realizado por el grupo Tufts. Como lo demuestra Argell, la cifra corresponde al costo de I & D de un grupo reducido y de fármacos costosos. El promedio real se acerca a US$265 millones; parte significativa del costo es asumida por la sociedad a través de descuentos impositivos e investigación en las universidades.

Con buen criterio, el Procurador General de la Nación, en su concepto a la Corte Constitucional sobre el TLC, le pide declarar inconstitucional la cláusula de Propiedad Intelectual “pues dado el momento actual de desarrollo tecnológico del país, la función principal de nuestras autoridades sería convertirse en simples guardianes de los productos de los EE.UU.”.

No deja de ser irónico, que cuando los EE.UU. creyó que era víctima del bioterrorismo, por ataques esporádicos con ántrax, el presidente Bush le pidió a la industria farmacéutica que redujera el precio del Cipro para que el pueblo americano pudiera comprarlo y protegerse.

En un ranking de países en los cuales el lobby de la industria farmacéutica ha tenido mayor éxito, de lejos Colombia se llevaría el primer puesto. El costo lo asumen los usuarios.

* Rector, Universidad Jorge Tadeo Lozano


Tomado de El Espectador 17 Junio 2008 - 9:15pm

17 de junio de 2008

Humor de la red...



La chica preguntona...


Durante una clase de fisiología en la facultad de medicina, el profesor estaba hablando de los altos niveles de glucosa hallados en el semen. Una alumna levantó la mano y preguntó:

Si le he entendido bien, está usted diciendo que hay un montón de glucosa como en el azúcar, en el semen masculino.


Es correcto −Respondió el profesor.


Levantando la mano de nuevo la chica preguntó:


Entonces, ¿por qué no sabe dulce?


Tras un silencio estupefacto, la clase completa estalló en risas. La cara de la pobre chica se puso rojo brillante cuando se dio verdadera cuenta de lo que,sin querer, había dicho. Cogió sus libros sin decir una palabra y salió de la clase... para nunca más volver. Sin embargo, mientras cruzaba la puerta, la respuesta del profesor fue clásica. Totalmente serio, respondió a su pregunta:


No le sabe dulce, porque las papilas gustativas para el dulce están en la punta de la lengua y no al fondo de la garganta.



Para un vivo... otro vivo


Una profesora universitaria estaba acabando de dar las últimas informaciones a sus alumnos sobre el examen final que harían al día siguiente. Terminó diciendo que no habría excusas para quien no acudiese al examen, a menos que se tratase de un accidente grave, enfermedad o muerte de algún pariente próximo.


Un gracioso que estaba sentado al fondo de la clase preguntó con ese típico aire de cinismo:

Dentro esos motivos justificantes... podemos incluir el de extremo cansancio por actividad sexual?


La clase explotó de risas mientras que la profesora esperó pacientemente a que todos se callaran. Entonces miró al payaso y le respondió:


Eso no es un motivo justificativo. Como la prueba será de selección múltiple usted puede venir y escribir con la otra mano... o ¡puede usted contestar de pie, si es que no se puede sentar!



Depende....


Un periodista llega a un paraje montañoso para hacer un reportaje sobre la vida del lugar. Aborda uno de los aldeanos y le dice:


Por favor, cuénteme algo anecdótico de esta región.


El aldeano comienza:


Una vez se perdió una cabra de nuestro rebaño, y como es costumbre, nos reunimos todos los de la aldea, bebimos todas las botellas de vino y salimos juntos a buscarla al monte. Cuando la encontramos, como es la costumbre, volvimos a beber y uno por uno tuvo sexo con la cabra...


El periodista interrumpe:


Oiga, este reportaje será público. Mire, mejor me cuenta algo alegre de la región.


Bien, una vez se perdió en el monte la mujer de un vecino y como es costumbre, todos bebimos y salimos en su búsqueda. Al encontrarla, como es la costumbre, bebimos y cada uno tuvo sexo con ella...


El periodista no soportó más y con el fin de evadir ese tema, le dijo al aldeano:


Mire, mejor cuénteme algo triste.


El aldeano, limpiándose una lágrima que comenzaba a salir de sus ojos, continuó:


Una vez yo me perdí en el monte..


Ilustraciones:
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