23 de junio de 2009

¿A Vanguardia Liberal no le importa lo paramilitar?

Por Koestler
Comenarios a un editorial de Vanguardia Liberal (VL)

La crisis de la UIS



El contenido de los comentarios que sobre lo que ocurre en la UIS hace la ciudadanía, la inteligente forma como un sector de estudiantes ha manejado durante la última semana su relación con la opinión pública, el aislamiento en que (respecto de la comunidad) han estado las directivas del centro universitario y la nutrida y no siempre imparcial información que medios de comunicación locales han dado al respecto, ha hecho que en la memoria de la ciudadanía haya ya poca claridad sobre lo que en los últimos dos años ha sucedido en tan querida universidad.

En agosto de 2007 un pequeño grupo de activistas estudiantiles y un puñado de encapuchados cerraron abruptamente el campus universitario y violentamente se enfrentaron a la Policía, causando destrozos inenarrables en edificaciones, equipos, enseres y material académico, daños que costaron cientos de millones de pesos y de entonces a hoy la violencia anárquica, el cierre forzado de edificios y aulas, el incendio de dependencias, han ocurrido varias veces; los hechos han llegado a punto tal que hace varios meses encapuchados lanzaron “papas explosivas” dentro de la universidad, provocando heridas que ocasionaron la muerte de un estudiante. En 2009 la anormalidad académica ha sido la nota predominante.

A finales del pasado mes de abril, estando en desarrollo el procedimiento para elegir rector, una maquiavélica maniobra hizo circular por internet y en los medios de comunicación trozos de un torpe diálogo telefónico entre el rector y un supuesto paramilitar, lo que provocó que un sector –en principio raquítico pero cada vez más nutrido- de estudiantes rechazara al doctor Jaime Alberto Camacho como cabeza administrativa de la institución.

En tanto, siguiendo el procedimiento claramente establecido por el reglamento vigente, los estamentos universitarios participaron en el proceso de designación de rector y conforme a Derecho fue reelegido el doctor Camacho, quien válidamente asumió el cargo; pero durante mayo y junio no ha habido normalidad académica por la acción de protestas estudiantiles, razón que llevó a las autoridades universitarias a cancelar el semestre, aquel que si bien empezó hace más de tres meses, solo ha podido laborar realmente escasas 5 semanas.

¿Qué hacer si la cancelación del semestre lesiona a los padres de familia y nuclea a los estudiantes, pero el revocar la medida no garantiza que vuelva la normalidad a las aulas pues el movimiento estudiantil, hoy nutrido, afirma que no la permitirá mientras quien legítimamente fue electo rector y posesionado como tal siga como cabeza de la UIS?

¿El revocar la cancelación del semestre pone fin al problema? No, permitirá reabrir las puertas de la catedral, levantar las carpas del parque de Santander, pero la anormalidad académica continuará.

¿Qué es de desear? Que mentes lúcidas y sosegadas, alejadas de las posiciones radicales que hay, propongan fórmulas que tiendan puentes y garanticen el retorno de la normalidad académica. De resto, los comunicados, las entrevistas de prensa y demás servirán para alimentar el conflicto pero no para buscar la solución del mismo.


Nuestro Comentario


En primer lugar, nos referiremos al editorial por el número de sus párrafos, que en total son siete. En segundo lugar, haremos una presentación general de la situación del problema de la UIS. Por último, nos haremos algunas preguntas sobre el futuro inmediato de la misma.

& 1

El editorial de VL lamenta la forma inteligente como el movimiento estudiantil ha actuado y que haya existido mucha información sobre el actual problema, hasta el grado de que se "ha hecho que en la memoria de la ciudadanía haya ya poca claridad sobre lo que en los últimos dos años ha sucedido en tan querida universidad."

En el párrafo & 2 recuerda que desde el año 2007 se viene presentando anormalidad académica y que en ese año, precisamente, grupos anarquistas pintaron las instalaciones y crearon daños a las instalaciones de la UIS por varios cientos de millones de pesos. Relata la utilización de "papas bombas" que llevaron a la muerte de un estudiante. Olvida, en primer lugar, contarnos que el estudiante muere porque le negaron una atención oportuna en el hospital (HUS) por el supuesto hecho de ser uno de los estudiantes revoltosos. En segundo lugar, omite decir que gran cantidad de los daños --si no la mayoría-- la causaron las fuerzas del orden.

En otras palabras, se trata de una presentación amañada de una situación que no existe gratuitamente, por cuanto la crisis ha devenido por insuficiencia presupuestaria generada con la falta de apoyo del gobierno nacional, el incremento de matrículas y diversas medidas adoptadas por las autoridades universitarias sin contar con otros estamentos de la comunidad universitaria. Para los dueños de VL estos son puntos que no merecen ser tomados en cuenta. Ni tienen, igualmente, motivo de preocupación para los mismos, las amenazas de muerte que se han hecho contra estudiantes y profesores desde hace buen tiempo.

En la universidad confluyen todos los factores y agentes del conflicto violento nacional en todas sus expresiones. Sería estúpido pretender que ello no existe. Por ejemplo, las guerrillas buscan entre los estudiantes futuros acólitos, al igual que los paramilitares (aunque el gobierno pretende negarlo). Y no se puede negar que los paramilitares de ayer y la versión de hoy, han tenido, tienen y pretender incrementar sus agentes a niveles de autoridades universitarias como lo fue con el rector de la Universidad de Córdoba, Claudio Enrique Sánchez. Rector que fue sostenido a capa y espada por el gobierno nacional y departamental, y por el consejo directivo de dicha Universidad. Aún a pesar de que Mancuso lo reconoció abiertamente.

En el caso de la UIS, según el párrafo & 3, se "armó una maquiavélica maniobra" sobre una torpe conversación entre el rector Jaime Camacho y un supuesto paramilitar. El resultado fue obvio: la mayoría del estudiantado fijó posición contra el rector Camacho. Pero no se trataba de una maquiavélica maniobra: simplemente se puso de presente un diálogo criminal entre un rector y un paramilitar que le pedía una lista de personas para desarrollar un plan pistola. ¡Y el rector se comprometió a ayudar! Como se puede ver en el siguiente video que circula por la red mundial.
http://www.youtube.com/watch?v=__3GajYSY8s

Al respecto, son necesarias algunas acotaciones: a) la grabación la realizó el mismo rector; b) Ya había tenido conversaciones con el paramilitar Félix, como se deduce de las recomendaciones que le hace sobre destruir el material que le ordenaron comprar para verificar si estaba dispuesto a colaborar (Ver minuto 7 del video); c) el rector se comprometió a entregar la lista de las víctimas del plan pistola para el lunes siguiente; d) el rector habla con toda seguridad.

Ahora bien, son de comparar las explicaciones que ha dado el rector a la W, y otros medios, donde se contradice completamente. Por ejemplo afirma que había acudido ante las autoridades, pero en realidad no había puesto denuncia alguna. Por último, afirma que actuó en cumplimiento de órdenes superiores. ¿Quién? ¿El Consejo Superior? O ¿el gobernador Hugo Aguilar, de sobrada proclividad por los paramilitares? Vaya a saberse, pero a alguien o a algunos está tratando de proteger el rector. Sería el colmo que entre estos estuvieran la Ministra de Educación, Dra. Cecilia Maria Velez White o el viceministro, Dr. Gabriel Burgos Mantilla, para más señas santandereano?

Pero sigamos con el "editorial" de VL. Según el autor el rector fue elegido legalmente. Pero no se trata del cumplimiento de una formalidad legal. Aquí están de por medio aspectos importantes como la prudencia en salvaguarda de la honestidad administrativa. La denuncia era de por si tan delicada, que ameritaba una desición precautelativa por parte del Consejo Superior Universitario (CSU), como la de aplazar la elección hasta cuando se aclarara este espinoso asunto penal. O dejar el rector en interinidad. Aunque lo lógico era que el rector Camacho, si tenía dignidad claro está, se hubiera abstenido de postularse o posesionarse, en vez de que el CSU hubiera actuado furitvamente para elegirlo. Como si el pecado los acobardara.

Por último, el editorial de VL prefiere que se cierre la Universidad con tal de garantizar la "normalidad universitaria". Y quiere que el rector "elegido legítimamente" continúe. Nos preguntamos, ¿expresa este editorial una posición seria y pensada por los propietarios y equipo de dirección de VL o es un error craso que no han tenido el valor de corregir?

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