3 de junio de 2010

Propuestas para el calentamiento global

Por considerar esta columna como un ejemplo de pensamiento innovador para enfrentar los problemas ambientales, es un placer reproducirla, tomándola de Elespectador.com. Sobra presentar al Dr. Isaza, que es un científico con gran responsabilidad social.

2 Jun 2010

José Fernando Isaza

Una palabra

Por: José Fernando Isaza
EN LA ANTERIOR COLUMNA “GEOINgeniería y Erupciones Volcánicas”, el corrector de estilo, quien hace un excelente trabajo, cambió en un párrafo inadvertidamente la palabra menor por mayor, con lo que alteró completamente el resultado del protocolo Montreal.

El escrito enviado decía “La prohibición del uso de flurocarbonos, ha tenido un efecto muy positivo, al reducirse el agujero de ozono el cáncer en la piel se ha disminuido. Pero se ha producido un efecto negativo, mucho menor que los beneficios, el agujero de ozono en alguna forma sirve como escape a la radiación calórica tierra-espacio y al reducirse se potencializa el efecto de invernadero”; al escribir “mucho mayor” en lugar de “mucho menor”, se puede concluir, equivocadamente, que los beneficios de la prohibición del uso de fluorocarbones fueron anulados por el efecto de invernadero que trae la reducción del agujero de ozono.

En la alta atmósfera, el ozono actúa como un filtro de la radiación ultravioleta, protegiendo la piel. Variaciones del orden del 1% en la intensidad de esta radiación pueden aumentar la incidencia de cáncer en la piel en el 20% o más. Algunos analistas, al observar que las personas de piel morena están más protegidas del cáncer en la piel y que la incidencia de éste es mayor en los países ricos de las zonas templadas, concluyen que éstas fueron las razones que llevaron a una rápida y efectiva prohibición de los fluorocarbones usados como refrigerantes.

De tiempo en tiempo, se enuncian algunas ideas cuya ejecución a gran escala permitiría reducir el efecto del anhídrido carbónico en el calentamiento global.

Una de ellas surge al observar que en las antiguas ciudades mediterráneas el color de los techos y paredes es blanco y que la temperatura urbana es inferior a la de la zona rural. La explicación es simple, el color blanco aumenta la reflexión de las ondas calóricas que llegan del espacio y hace crecer la emisión térmica Tierra-espacio. Algunos modelos matemáticos muestran que si todos los techos de las construcciones terrestres se pintaran de color blanco, el cambio en la capacidad reflectiva del planeta, el albedo, aumentaría de 0,29 a 0,3, cantidad que permitiría que la temperatura global descienda 1 °C. Esta cifra es similar al incremento de temperatura que se ha producido entre 1910 y 2009.

Pintar de blanco un metro cuadrado de techo equivale a reducir el efecto de invernadero que causan 100 kg de anhídrido carbónico por año. Un estudio realizado por investigadores del Laboratorio Nacional de Berkeley concluye que pintar todos los techos de blanco permite contrarrestar 44.000 millones de toneladas de anhídrido carbónico. Una cifra superior a la emisión actual de este gas. Los derechos de emisión del anhídrido carbónico se negocian hoy alrededor de US$15 la tonelada, así, la “captura” de 100 kg anuales permitiría cubrir los costos de pintura y mantenimiento de los tejados.

Otras ideas se han esbozado. Una de ellas es crear espejos de agua en los parques y en los techos de las construcciones. El efecto reflectivo, y el calor necesario para evaporar el agua disminuirían la temperatura atmosférica. Sin embargo, al aumentarse la evaporación se crean más nubes y la radiación atmósfera-Tierra-analogía puede anular el impacto de los espejos de agua en la reducción de temperatura.

Quedan todavía abiertos muchos interrogantes sobre los resultados de la interacción hombre-atmósfera en el complejo sistema que determina la temperatura planetaria.

* Rector Universidad Jorge Tadeo Lozano

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